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Miguel Bosé: “En España hay mucha envidia que habéis heredado todos en Latinoamérica”

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Si hablamos de artistas que cambiaron la escena musical latinoamericana, el nombre de Miguel Bosé surge inmediatamente. El cantante español lleva más de 30 años de carrera, con éxito en toda Latinoamérica y parte de Europa.

Además del gran impacto logrado por Bosé con sus discos y sus presentaciones en vivo, el cantante ha estado rodeado por la controversia debido a su supuesta homosexualidad y a sus polémicas declaraciones con respecto a aspectos políticos y sociales de su querida España y Sudamérica.

En febrero de este año, Bosé dio una entrevista al diario Clarín de Argentina, donde el músico de 60 años se sinceró y hablo de todo: su vida, sus demonios, sus hijos, su carrera artística, entre otros.

“La primera fue la de la inocencia; la de la inmortalidad. Empecé con 18 años, y obviamente la manera de concebir la música a esa edad nada tiene que ver con la que tienes una década más tarde. Era la época rosa. Después, vino la azul, en la que están discos como Más allá (’81) y Made in Spain (’83); y con Bandido (’84), que es el cubismo: es cuando entra la modernidad radical”, define el artista. Y completa la idea: “Es cuando Bosé pasa a ser lo que es hasta hoy. Es el Bosé compositor y escritor, y más tarde productor”.

“Pasa mucho tiempo hasta que uno mira hacia atrás. Entonces, puede ser que ahora, cuando estoy haciendo de un tema de amor, encuentro la puta referencia de Te amaré, que es una carta de amor que le escribí a nadie, de una manera sencilla, poética y directa que me impacta. Claro que entonces tenía 19 años; estaba preocupado por los besos, el romanticismo. Era un marshmallow. Pero a los 30, el amor ya es ver quién se queda con el apartamento. Entonces, cuando uno ya tiene mucho hecho, piensa cuánto daría por tener una canción que ya no sabes ni cómo hiciste para escribirla. Porque somos como vehículos de ideas que no nos pertenecen. Y es como sentir que no estoy a la altura de haber hecho eso. Sin embargo, lo hice yo.

 Miguel Bosé en concierto

“Todo me ha ido llegando poco a poco como una necesidad que tengo que desarrollar. Siempre fue de forma muy natural. Y no te das cuenta porque convives contigo las 24 horas del día. Y cuando te pones a componer, quieres hablar de eso que has vivido, que has sentido, o de lo que viste en los noticieros, que son grandísima fuente de inspiración”.

“Soy alguien que nació con muchísimos privilegios. Al contrario de mucha gente que por ahí viene de la nada y se conquista todo, no tuve que conquistar prácticamente nada. Mis padres tenían un status fantástico; jamás he conocido el anonimato. Cuando no era “hijo de”, ya era Miguel Bosé. A los 14 años sabía más de la música barroca que nadie, ya había leído dos veces En busca del tiempo perdido, de Proust; Por el camino de Swann, en italiano. Era una especie de monstruo compulsivo que todo lo devoraba. Era el más guapo, para hombres y para mujeres: un efebo. Un cúmulo de privilegios que se hacían odiosos, para mí”.

“Un niño quiere ser normal, quiere mimetizarse entre sus compañeros; no quiere ser señalado. Sales de la escuela y uno le pregunta a otro: “-Tú, ¿con quién te vas?” “-Me voy con mis abuelos.”; “-Y tú, ¿Miguel?” “Pues, yo me voy con Pablo Picasso”. Era todo muy incómodo. Encima, empiezas tu carrera con un lenguaje personal e inspirado, que revoluciona el pop, con una desfachatez y una audacia insoportables para la gente, donde no hay nadie que te derribe, y donde cada cosa te hace subir más arriba. Ese es el infierno”.

 “En España hay mucha envidia que habéis heredado todos en Latinoamérica, tiene una connotación especial: no es desear lo del prójimo para sí mismo, sino desear que el prójimo no tenga lo que tiene. No es que lo quiera uno para unos mismo, tan sólo es el deseo de que el otro no lo tenga. Entonces, no estaban deseando ser como yo. Yo era guapo, lo que equivalía a ser maricón. Tenía un físico que era del siglo XXI o XXII, casi hermafrodita, y además declaraba sin ningún problema que era tan mujer como hombre, porque culturalmente estaba preparado para entenderlo. Todo eso era odioso. Y cada cosa que hacía era más odiosa, porque añadía éxito, belleza y fronteras que se abrían. Eso era el infierno”.

“El verdadero cielo lo toqué cuando decidí tomarme unas vacaciones durante las cuales bajé al hampa, para encontrarme en mi parte oscura. Ahí conocí el cielo. Acabé metido en todo: alcohol, drogas, sexo duro de todo tipo. Pensaba: “Qué bien que estoy aquí”.

“Una mañana, después de tres años sin jamás haber visto la luz del sol, me desperté y dije: “¿Sabes qué? Ya no salgo más, no bebo más… Se acabó.” Cada cosa que hago es por necesidad. Lo que está claro es que mi vida es mía, decido sobre ella y hago lo que necesito y quiero hacer. Y bastante ya tengo con lo mío, como para pensar en saciar y gustar a todos. Eso no”.

“Tienes una madre que ha sido Miss Italia y un padre que ha sido uno de los toreros más influyentes de la historia, gran conquistador -se le adjudicaron romances con María Félix, Ava Gardner y Lana Turner, entre otras figuras -, personalidades muy fuertes. Hubo un período en el que se hacían odiosas las comparaciones, cuando empezaba a despegar: igual a mi madre en lo fisonómico; torero como mi padre, en el carácter. Ese periodo se me hacía detestable”.

“La provocación no viene del provocador, sino de la necesidad de ser provocado. Buscamos ser provocados por algo, buscamos ser atraídos, buscamos objetos del deseo. Y luego le echamos la culpa al otro, de que nos ha provocado; pero nosotros somos quienes lo vamos buscando. Y si no es en uno, lo vamos a encontrar en otro. Hay gente que por sus cualidades culturales, artísticas y físicas son blanco más fácil. Pero creo más en la necesidad de ser provocados, de ser excitados, de ser bien follados. A punto tal que al final no sabes si has querido que te follen, o follar tú”.

“No quería tener hijos con una pareja, porque las parejas van y vienen. Pero ellos, en cambio, son mis hijos”, señala el cantante, que volvió a radicarse en Panamá, y que en el marco de discreción con que maneja el tema, resume con simpleza su concepto de familia. “Las hay de una madre sola o un padre solo, de dos padres y una madre o de dos madres y un solo padre; de dos madres o de dos padres, y también las hay de un padre y una madre”.

El provocador español es ahora un padre de dos niños, su etapa más intensa llena de locura parece haber quedado en el pasado. Miguel Bosé está más maduro y su música refleja su evolución como ser humano.

Este artista seguirá siendo un actor principal del movimiento artístico iberoamericano. El gran Bosé nos seguirá deleitando con sus elegantes y refinadas melodías, además de sus exquisitas y necesarias provocaciones que tanta falta hacen en el mundo de la música actual.